6D: la farsa electoral que nadie acompaña, por Julio Borges

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AFP PHOTO / BERTRAND GUAY

 

Los procesos electorales, cuando se llevan a cabo en sistemas democráticos y con garantías propias del mismo, son el mecanismo por excelencia para lograr dirimir los conflictos de una sociedad, independientemente de su naturaleza y de la profundidad de dichos problemas.
Si se habla de un país como Venezuela, donde el 96% de su población se encuentra en pobreza o pobreza extrema, donde los niños y ancianos mueren desnutridos o donde más de cinco millones de personas huyendo, han generado la segunda mayor crisis migratoria del mundo, lo lógico sería pensar que se debe cambiar el rumbo del país, justamente con elecciones libres y reales.

Por infobae.com

Lo que sucede en Venezuela, es que no hay ni democracia ni condiciones electorales, y quienes se encuentran ejerciendo el poder, lo hacen producto de una usurpación que no reconocen los países del mundo libre, y sostenidos por las armas de la república que deberían defender a su pueblo pero que, lejos de ello, son usadas contra la inmensa mayoría de los venezolanos que día a día salen a luchar por recuperar la democracia, la libertad y la calidad de vida que les fue arrebatada después de 20 años en los que, casualmente, ingresó más dinero que nunca en el país; dinero que hoy se encuentra en las cuentas bancarias de los funcionarios de la dictadura y de sus aliados.

El evento del próximo 6 de diciembre no es más que una farsa del régimen para asaltar la Asamblea Nacional y continuar la profundización de la dictadura. Hoy en Venezuela solo existe una institución legal y legítima, reconocida por sus ciudadanos y por la comunidad internacional: El Parlamento. Y es justamente por esa razón que Nicolás Maduro y su régimen, pretenden acabar con ella por medio de una mentira a la que ellos y solo ellos, llaman elecciones.

Es un fraude porque la dictadura eligió de manera inconstitucional al Consejo Nacional Electoral, porque a través de un sistema de justicia amañado confiscó las tarjetas de los partidos democráticos y porque no habrá ningún reconocimiento ni dentro ni fuera del país. Se trata del evento electoral en peores condiciones de la historia de Venezuela. Maduro decidió el árbitro, los candidatos, los medios y hasta los acompañantes internacionales.

Estas elecciones no serán reconocidas por la comunidad internacional. Tanto Europa como América está unida en torno a que la solución tiene que ser elecciones presidenciales y parlamentarias con garantías democráticas. Para ello se requieren unos requisitos mínimos: un nuevo CNE elegido de acuerdo con la Constitución, el voto de los venezolanos en el exterior, observación (no acompañamiento) internacional calificada, la habilitación de los partidos políticos, así como el retorno de las tarjetas a sus legítimos líderes.
Ante esta descomunal estafa es necesario que el mundo no solo exprese su repudio, sino que adopte medidas para poder avanzar en la presión necesaria que nos lleve a elecciones reales, libres y democráticas.

Hoy las dos herramientas más efectivas de presión que puede implementar el mundo libre son las sanciones y la justicia universal. Son dos instrumentos para que aquellos violadores de DD.HH. y corruptos que hoy sostienen al dictador Nicolás Maduro, entiendan de una vez por todas que deben responder por sus acciones en contra del pueblo venezolano. Solamente una agenda de presión conjunta entre todas las naciones podrá conducir a un cambio político en el país.

Lo que se está viviendo en Venezuela no es solo una realidad que afecte a los venezolanos, en primer lugar, porque son justamente los países hermanos de nuestra región que han acogido a la mayoría de los millones que han huido y, en segundo lugar, porque cuando se cometen crímenes como los que Maduro y los suyos han cometido, se atenta no contra una población determinada sino contra toda la humanidad. Solo basta con leer los informes elaborados por la Alta Comisionada para los DD.HH. de la ONU, por la Misión Independiente de Determinación de Hechos, por Human Rights Watch, por Amnistía Internacional, por PROVEA y por tantos otros organismos y ONG que han retratado la barbarie de la dictadura en Venezuela.

Las fuerzas democráticas están unidas en torno al desconocimiento del fraude y a la necesidad de elecciones presidenciales y parlamentarias libres. Es por ello que se ha convocado a los venezolanos para que dentro y fuera de nuestras fronteras se unan en una sola voz que exige elecciones libres. Con la Consulta Popular propuesta por el Parlamento, los sectores sociales y el presidente Juan Guaidó, esperamos reiterar el apoyo a la Asamblea Nacional como única institución legítima y avanzar en una agenda de presión interna y externa que derive en unas elecciones libres, única solución a la crisis.

La Consulta Popular es otra herramienta de esta lucha que hoy suma más de 100 mil protestas en 20 años. El venezolano nunca se ha resignado y no será este el momento en que comience a hacerlo.

El 6 de diciembre debe marcar un punto de inflexión con respecto a Venezuela para replantear la lucha interna y profundizar la presión internacional. Solamente la combinación entre ambas presiones podrá fracturar a la dictadura y producir el cambio que toda Venezuela exige.
Nuestro pueblo, nuestra historia y nuestro futuro, nos demanda unión y nunca abandonar esta lucha hasta lograr recuperar el país y comenzar a transitar una nueva historia en la que tendremos como consigna latente: ¡Nunca más dictadura!

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Source: La Patilla

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