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Abraham Sequeda: El objetivo nacional

Refiriéndonos en tiempo real, podemos decir que en este momento, el objetivo de todo venezolano debe ser salir de las mafias anquilosadas en el poder; es decir, de las personas responsables de tener a Venezuela en una situación precaria, la cual, ya no es posible definir en una sola palabra. Salir de lo que se ha definido como estado criminal; un estado que en su práctica diaria ejecuta actividades propias de un homicida, un delincuente y un malhechor. Si alguien tiene dudas de esta definición, puede buscar, investigar un poco nada más y podrá confirmar en grado superlativo este hecho; más aún, el alto componente psicópata, con el que ellos mismos publicitan todas sus aberraciones, como un logro y una advertencia. Salir del estado criminal, lamentablemente no es el objetivo de todos los venezolanos: unos están plenamente de acuerdo con su forma de actuar, otros por ignorancia y necesidad, no tienen otra opción, y una parte, la cual tiene privilegios económicos y/o políticos, o piensa tenerlos. Esta pequeña proporción de venezolanos existe; tal vez no formen una unidad con el estado criminal, pero si actúa para cumplir sus objetivos y perpetuarlo en el poder.

De la misma forma ocurre, con la otra parte, con la alta proporción de los venezolanos, que están en contra y desean con toda su alma derrotar y salir de la dictadura. Para lograr un objetivo en común, se debe trabajar en alianza con personas y grupos de personas, que tal vez no sean o piensen igual; es lo de menos importancia, la naturaleza nos hace así. Es la unidad de objetivos claros y definidos, necesarios, urgentes y trascendentales. La unidad alrededor de proyectos y de ideas; no la unidad de intereses, la de grupúsculos o individualidades, que actúan inadvertidamente para perpetuar al estado criminal, con la esperanza de obtener en algún momento un acomodo en la estructura, una especie de atajo o vórtice en el tiempo que los lleve a ocupar cargos públicos de poder. Todas las formas, enfoques o tipos de lucha en contra de la dictadura, de todas las organizaciones de ciudadanos y ciudadanos libres, deben actuar y esto no significa que todas sean iguales, no deben serlo, estratégicamente no es efectivo, pues también, los criminales en el poder tendrían igualmente sólo un mecanismo de defensa; se lo pondríamos “más fácil”. Es la tormenta que debe dar como resultado la derrota inminente y definitiva de la tiranía.

La unidad, como se pretende imponer por algunos grupos políticos, no existe; para ello todos tendrían que ser iguales, características idénticas y eso es imposible, es una manipulación. Porque todos los elementos de esa población tendrían que estar unidos a algo; todos iguales a algo o a alguien, de tal manera de constituir un conjunto homogéneo. Se trata, más bien de una concordancia, una afinidad, una integración; lo contrario es un conjunto o montón de individuos o cosas sin direccionalidad ni sentido. Una cultura homogénea es, en una sociedad, cuando por definición, todos sus individuos comparten tanto una misma etnicidad racial, como una misma lengua y una serie de creencias, comunes o muy similares. Se trata de sociedades donde sus miembros comparten una cultura, costumbres y modo de pensar. Esta condición de homogeneidad, es un disparate en la mayoría de las culturas y sociedades; Venezuela no escapa a esto. Se puede trabajar con alguien en un objetivo común, cada uno con sus particularidades, que la hacen única. Ocurre así mismo con el término de oposición. Oposición es oponerse a algo y en política la oposición, es aquel grupo de personas, grupos políticos y ciudadanos que están en contra, no están o se sienten representados en el gobierno. Lo que se quiere imponer hoy, es la necesidad de mantener la unidad política, con independencia de los derechos de los ciudadanos u organizaciones nacionales. Es el concepto de Democracia de Identidad Excluyente, donde la preocupación es el mantenimiento, sólo y exclusivamente de la unidad política, de los intereses de los partidos políticos y no del país. Ese trabajo incesante de “Unidad”, de cultura homogénea tiene esta función, sobre la cual ya se ha completado el primer elemento que es la implantación de un régimen autoritario con prácticas de “violencia organizada”, y la segunda, que se está transitando, en la cual se trabaja sin descanso en la supresión del sistema de libertades y derechos entre los individuos y grupos sociales; es decir, la de evitar a toda costa el estado Liberal.

Se observan y se oyen muchas cosas, algunas veces declaraciones “políticas”, bien orientadas a desinformar, a perder de vista el objetivo y a entrar por el carril de la homogeneidad y al final, la negociación sólo busca mimetizar al protagonista; cambiar para no cambiar nada. El protagonista de la acción se vale de la palabra. Imagínense por un momento, en algún lugar, digamos que en un almacén, una situación irreal, el dueño por ejemplo, pudiera decirle a sus empleados en una situación caótica como la actual para Venezuela, lo siguiente (sólo un extracto): “apreciados empleados, estamos mejor aunque la empresa esté peor”. Esta sería una declaración muy simple y graciosa, si no fuese por el “veneno” que encubre. Haciendo un análisis de contenido y un ejercicio de pura gramática, sustituyamos “aunque” por “y”. La frase resultaría de la siguiente manera: “apreciados empleados, estamos mejor y la empresa está peor”. De esta oración resultante, sin ningún sentido, se desprenden dos elementos: el primero, que la persona (el dueño, en el ejemplo) no tiene ni idea de lo que dice; por lo que sería muy riesgoso seguir confiando en este sujeto, el segundo, está ocultando algo. La manipulación abunda, muy agazapada entre líneas y discursos va penetrando, impregnando la situación, para tomar por sorpresa a los incautos, a los pobres de convicción y de espíritu, a los que tienen sus libertades coartadas. La unidad que expresa homogeneidad social no existe, es un engaño. Es un artificio para destruir lo heterogéneo. Si se es muy parecido a algo  y se tiende a ser idéntico; si luego ese algo llega a tomar el control, el poder de una organización, gobierno, ya todos nos pareceremos o seremos iguales y nada ha pasado. El propio dictador o una minoría con el poder político o con la posibilidad de tenerlo por un momento,  pueden asumir la voluntad de todos, la que llaman del pueblo. Si existe homogeneidad, siendo contraria al pluralismo, es aquí donde la ciudadanía debe imponerse en el hecho real y concreto, de oponerse a la unidad política de realizarse a costa de los derechos individuales y de los intereses del país, pasando por encima de ellos. La transitividad y no la transición, como se ha planteado, es un riesgo que se corre en este momento histórico para Venezuela. La transitividad es un concepto filosófico y matemático. Se expresa como, si a = b y b = c entonces a = c. El ciudadano venezolano quiere salir del estado criminal, de la tiranía, no parecerse a él.

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Source: La Patilla

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