Alfredo Maldonado: ¡Se alzaron los chinos!… ¿o no?

Las calles de ciudades importantes, por primera vez en décadas, recuerdan algo a Tiannanmen, cuando una dictadura china que no era todavía la de Xi Jingping, aplastó a las multitudes que protestaban en la amplia plaza, y un hombrecito con su bolsa de mercado hizo que un enorme tanque no pasara simplemente porque ni la dictadura ni los militares quisieron echarse encima el feo muerto de un civil aplastado en el piso y algunas de sus entrañas pegadas a la cadena del tanque.

Se han producido fuertes protestas callejeras, incluso con violencia, en áreas públicas de Hong Kong, donde chinos locales con espíritu formado en la autonomía y que fueron dejados solos por Londres, se enfrentaron a la policía de la dictadura que se consideraba dueña de ellos y de Hong Kong, que tenía comida china pero no era china sino banquera.

Pero los disturbios de ahora no son los mismos, los manifestantes no buscan derribar al régimen, quieren que cambie de actitud. Que unos cuantos planteen que se vaya Xi Jinping no significa que China se enfrenta a Jinping y al Comité Central del Partido Comunista chino.

Se produjo un incendio y la población pudo comprobar que las consecuencias fueron peores pues los bomberos llegaron más tarde de lo debido frenados por las mismas medidas que tienen a millones de chinos hasta las narices, e incluso pasando hambre, porque no los dejan salir para que no se difunda aún más el Covid 19. Unos pocos perjudicados por un incendio local, destapan una espuma que estaba presionada y grandes pobladas salen a las calles no a pedir un cambio de Gobierno, ni democracia, ni libertad, salen a revelar que China, productora tanto del virus que comenzó todo, como de vacunas que se han aplicado en el mundo entero –el régimen de Nicolás Maduro ha afirmado que esas vacunas (yo recibí un par de dosis) son donaciones del gran camarada chino- está siendo derrotada por el virus.

Hay incluso posibilidades de vacunas europeas que pueden empezar a ser enviadas de inmediato a China, pero no será asunto fácil, habría que vacunar a millones de chinos incluyendo los que hoy protestan no tanto porque les guste o no Xi Jingping ni porque quieren o no que se vaya, sino porque están hasta las narices del encierro obligatorio que no es una campaña masiva y decreciente, sino creciente.

Los exitosos chinos están fracasando en la batalla contra el pequeño coronavirus y las masas se los reclama gritando en las calles sin que la Policía haga nada más que observar, mientras al mismo tiempo el Comité Central en Pekin, los líderes oficialistas de mayor peso y algunos empresarios de gran importancia, debaten sobre problemas nuevos que surgen ahora, no por el coronavirus sino por la maldita realidad económica.

La gigantesca industria inmobiliaria que construyó gigantescas torres se está mordiendo la cola porque hay grandes obras ofrecidas que no pueden ser cumplidas, pero especialmente porque la clase media china se niega a pagar lo que piden por esos apartamentos, incluyendo los que dieron algún anticipo, y esa negativa de millones de familias paraliza la industria porque le frena la vida a la banca.

También desde hace años China viene usando miles de millones de dólares para abrir y consolidar mercados, y cuando descubrían un producto extranjero conveniente para los suyos, al principio lo copiaban descaradamente, después simplemente compraban la fábrica.

También han estado gastando miles de millones en comprar voluntades, mercados completos e incluso puertos como El Pireo. Y en prepararse para la guerra con Estados Unidos a causa de Taiwan. China no está quebrada pero se asfixia.

Con un problema adicional mientras gasta otros millones en construir la Ruta de la Seda, que muchos Gobiernos ya empiezan a medir las consecuencias de una China que los está comprando. Y empiezan a ponerle trabas, con lo cual también refrenan la industria china.

China tiene miles de años de historia y le quedan varias décadas por delante, convirtiéndose en la versión asiática de Estados Unidos, estos democráticos y deudores de trillones de dólares, y China deudora de trillones de dólares y dictatorial. Y terminarán por chocar, o por unirse para dirigir de verdad al mundo.

Rusia, Irán, la Unión Europea, Japón, son peones de ese juego, los ajedrecistas son Pekin con Covid 19 y nudos económicos, y Washington con indecisiones, desconocimientos, drogas y sexualidad confundida.

Ambos con poder que no necesita a más nadie.


Source: La Patilla

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