Algunos partidos integrantes del Frente “Amplio”, en lugar de fortalecer la unidad en sectores que adversan a Nicolás Maduro, se han precipitado en feroz combate con otras organizaciones de los mismos fines, propiciando enfrentamiento y dificultad para generar la compactación monolítica de la Unidad; circunstancia aprovechada por los socialistas para fortalecerse y seguir ganando tiempo aun siendo numéricamente inferiores.
De continuar esta mezquina y anómala práctica de ciudadanos y organizaciones en quienes la patria tiene cifrada sus esperanzas para salir de la esclavitud y miseria comunista, seguiremos viendo y padeciendo otras generaciones de revolucionarios en el poder.
En estos momentos no se está disputando ni repartiendo cargos o postulaciones a ningún concejo municipal, alcaldía, diputados a concejos legislativos, Asamblea Nacional, gobernaciones, institutos autónomos, ministerios o presidencia de la República; sin embargo, se traba la fluidez en el funcionamiento de los Frentes Amplios por la mezquina intención de negarle presencia y participación a los mal llamados partidos pequeños o minoritarios.
Es todo o nada. Todo el poder para mí. Entonces, ¿cuál es la diferencia de “este excluyente y minúsculo grupo opositor” -afortunadamente- con respecto al modus operandi del PSUV?
Y es minúsculo por cuanto en este momento ningún partido solo conforma mayoría. Entiéndase de una vez que solos todos somos minoría y que por ende todos nos necesitamos.
Mientras se escenifica esta insólita batalla por un puesto en el CODOP=G4 (Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo), o por ser el quinto partido del grupo, hay millones de hermanos venezolanos huyendo del hambre, de la falta de agua potable, alimentos, medicinas, luz eléctrica, gas, gasolina, violación de todo tipo de derechos humanos, en países donde se les maltrata, humilla y hasta los asesinan.
Por otra parte, quienes nos resistimos a abandonar nuestra patria debemos reinventarnos y desarrollar todo tipo de habilidades para sobrevivir, ¡pero allí sigue Cuba! recibiendo sus ciento treinta mil (130.000) barriles de petróleo diarios y gratis, no importándole a Maduro y su entorno, mucho menos a Raúl Castro que esta tierra se convierta en un gigantesco campo de concentración al estilo nazi o de “Las Casas Muertas” de Miguel Otero Silva.
A mis compañeros políticos demócratas les hago un llamado a la sensatez, la madurez política. A reflexionar ante este espeluznante estado de miseria en la cual está nuestra Venezuela. A ponernos de acuerdo y sin renunciar a nuestras posteriores aspiraciones políticas, frenar y neutralizar “civilizadamente, a través del diálogo, negociación y el voto popular”, esta peste roja destructora no solo del país, sino también de la región americana y otras naciones.
En tal sentido, el Diputado Omar Ávila, Secretario General Nacional de Unidad Visión Venezuela, sostiene y reitera: “si no hay voluntad política para superar la crisis, si todo se reduce a mantenerse u obtener el poder; lamentablemente, la destrucción del país continuará (…) Lo realmente lógico, pero además democrático, es que se acoja nuestra propuesta y se convoque a un Encuentro Nacional de la Oposición, donde podamos debatir y llegar a un consenso suscribiéndonos a una sola ruta”.
Y digo yo: Es lo justo y necesario para salir de un régimen que cada día atropella más al bolsillo y la dignidad de los venezolanos.
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