Historia de superación: Nació con una malformación, pasó 16 años en adopción y salió adelante gracias al deporte

Zion será parte de los libros Guinness en 2022 (IG / big_z_2020)

 

“Mi madre biológica no cuidó su cuerpo en absoluto mientras estaba embarazada de mí. Ella tomaba una multitud de drogas diferentes que me han causado defectos”. Zion Clark nació sin piernas, producto de una condición llamada síndrome de regresión caudal, una malformación congénita que suele presentarse de múltiples formas.

En el caso de este joven de 24 años, afectó directamente a la parte inferior de su cuerpo, además de al sistema nervioso y al mal desarrollo de su columna vertebral. Sin embargo, también se puede decir que él transformó esta enfermedad en combustible para convertirse en un claro ejemplo de superación.

Pero su admirable mentalidad y fuerza de voluntad no lo acompañaron desde siempre. Zion debió pasar por momentos sumamente difíciles desde el día que abrió los ojos ante el mundo por primera vez aquel 29 de septiembre de 1997 en Columbus, Ohio (EE.UU).

Nunca conoció a su madre; después de nacer fue puesto en adopción y enviado directamente a un sistema de Cuidados de Crianza, ya que no había nadie que pudiera hacerse cargo de él. Esos primeros años fueron los peores: “Mientras crecía definitivamente era ‘el extraño’, y al mismo tiempo lidiaba con todo tipo de batallas. Además de estar en condición de discapacidad, fui abusado físicamente, mentalmente, emocionalmente, fui maltratado, y abusado psicológicamente día tras día”, reveló en una reciente entrevista para CNN.

“No mentiré, no fui un buen chico. Después de todo lo que pasé, tuve una muy mala actitud hacia muchas cosas”, reconoció sobre aquellos primeros ocho años en los que también debió someterse a un par de cirugías con el objetivo de corregir su postura y poder sentarse con la espalda recta.

Zion se interesó por la lucha libre durante su paso por la primaria y secundaria en Ohio

 

Aunque seguía padeciendo las constantes mudanzas de un lado a otro en condiciones desfavorables y sin encontrar un hogar, el destino de Zion iba a comenzar a cambiar a partir de los ocho años cuando la lucha libre llamó su atención en la escuela primaria. Los resultados no fueron los mejores (de hecho tuvo que pasar mucho tiempo para conseguir su primer triunfo), pero desde ese momento empezó a creer que había un propósito en su vida. “Algunos niños tenían miedo de luchar conmigo. Yo tenía miedo de luchar con ellos. No sabía lo que estaba haciendo”.

Su paso por el colegio a nivel social tampoco fue fácil: “Todos intentaban hacerme parecer a los demás cuando solo quería ser yo”, explicó en el documental Zion, producido por Floyd Russ en 2018 y publicado en la plataforma digital de Netflix“¿Por qué apartarme del suelo cuando estoy acostumbrado a estar en él? Sólo quería ser yo”, remarcó, sobre aquellos primeros años en los que se trasladaba en muletas de un lado a otro.

Muletas afuera, dentro del tapiz él se sentía como uno más, y fue durante la secundaria de Massillon (Ohio) cuando sus esfuerzos comenzaron a dar frutos gracias a una persona que confió plenamente en su capacidad: el entrenador Gil Donahue“Descubrimos qué técnicas lo hicieron exitoso y qué técnicas él no podía emplear. Comenzamos a explotar sus aspectos positivos y estudiamos cómo podía aprovechar su condición”, contó Donahue en una entrevista con ESPN.

Zion Clark muestra su amor por el deporte en su cuenta de Instagram (IG / big_z_2020)

 

33 victorias y solo 15 derrotas fue el récord que registró en su última temporada. Con un peso de 40 kilos, compitió en la categoría de peso pluma en la que sus rivales pesaban alrededor de 10kg más. “En el último año vencí a los mejores de Ohio. No solía hablar con nadie, pero el ser bueno en esto me dio mucha más confianza en todo”, aseguró Zion en el cortometraje de 11 minutos.

“Todo lo que realmente sabía de la lucha libre era la pérdida y la derrota. Solo había ganado 2 enfrentamientos hasta mi último año, perdiendo casi todos los de mi segundo y tercer año. Podría haberme rendido, decidiendo que la lucha libre no era un deporte para mí. Pero sabía que tenía más para dar y que encontraría la manera de usar lo que Dios me dio para impulsarme en el deporte. Me mantuve persistente y aprendí a dominarlo”, reflexionó en un reciente posteo en su cuenta de Instagram.

Zion con su madre Kimberli (IG / big_z_2020)

 

A pesar de comenzar a destacarse en esa disciplina, todavía había una parte de su vida personal que parecía que no iba a poder resolverse. A días de que finalizara oficialmente el plazo del Sistema de Cuidados de Crianza, y que Zion se quedara sin la posibilidad de ser adoptado legalmente tras cumplir 16 años, Kimberli Hawinks tocó su puerta. “Para mí, no es una madre adoptiva. Ella es mi madre. Mi relación con ella es fantástica. Es la mujer más grande que conozco. Me dieron en adopción. No conocí a mis padres y no me interesa”.

Ya no había nada que lo detuviera. Zion no iba a parar hasta alcanzar sus límites y una vez allí, continuaría trabajando para superarlos: “En algún momento de mi vida tuve que bloquear todo lo negativo y enfocarme en mis cosas, en mis amigos y en las personas que no me veían diferente. No quiero sentirme débil o algo parecido”, aseguró.

Al terminar el secundario varias universidades posaron sus ojos en él, producto de su desempeño en la lucha libre, y eligió asistir a Kent State (Tuscarawas, Ohio) por sobre el resto. Allí continuó formándose físicamente y mejorando sus habilidades mientras que estudiaba administración de empresas.

Zion se convirtió en un ejemplo de superación (IG / big_z_2020)

 

En lo que respecta a su entrenamiento, Zion Clark trabaja su físico seis veces por semana e incluso en doble turno con un solo objetivo: “Formar parte del equipo olímpico y ser uno de los mejores luchadores del estilo libre del mundo”. Su meta está puesta en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024, al que pretende llegar como parte de la delegación estadounidense para las disciplinas de lucha y carreras en silla de ruedas, respectivamente.

Así lo aseguró en diálogo con el sitio oficial de los Récords Guinness, después de convertirse en el hombre más rápido del mundo en carreras de 20 metros en velocidad sobre manos (con un tiempo de 4,78 segundos). “Todo el mundo estaba emocionado, yo estaba emocionado, mi novia estaba emocionada…”, reconoció tras el desempeño que tuvo en febrero del 2021, cuando se presentó con 23 años en la pista de su antigua secundaria en Massillon.

“Me acosaron cuando era un niño. Me empujaban contra los casilleros, me golpeaban bastante… Si pudiera hablar con todas esas personas que me intimidaron, me golpearon y realmente me faltaron el respeto, ¿saben qué les diría? Les diría ‘Gracias’. Porque realmente me hicieron más fuerte”, se sinceró en septiembre, tras recibir el título que lo colocará entre los hombres récord del 2022.

“Nacer sin piernas no me ha impedido hacer las cosas que quiero. Hay que trabajar con lo que tienes y una vez que lo haces, comenzarán a abrirse puertas”, sentenció Zion Clark, que además de su pasión por el deporte también se encarga de dar charlas motivacionales por distintas partes del mundo.

“Sin excusas”, es el lema que caracteriza a este joven de 24 años. Dos palabras que decidió estamparse de por vida en su piel: “Esta cita en mi espalda se trata de despertar por la mañana con la mentalidad de conquistar el día independientemente de lo que esté sucediendo en tu vida. Es hacerse responsable de todas las pequeñas cosas”, resumió en un posteo en su cuenta de Instagram, en la que cuenta con más de 550 mil seguidores.


Source: La Patilla

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *