Hace poco más de tres semanas, Ángel Ariel Ustares, de 34 años, ni en sus sueños más optimistas imaginó que el Día del Padre de hoy lo encontraría a punto de conseguir un trabajo en una multinacional, con la seguridad de permanecer al menos durante un mes bajo el techo de una pensión y con suficiente comida como para alimentar a su familia.
Eran los primeros días de junio. Una situación económica límite había obligado a este mecánico y albañil, junto a su pareja Lara y sus hijos Bastián de 5 meses, y Catalina, de 3 años, a tener que pedir limosna para poder comer y rogar trabajo envuelto en frazadas en la puerta de una sucursal bancaria. Ya habían pasado varios meses desde su último trabajo en una gomería y el dinero que ganaba vendiendo pañuelos de papel en la calle le había servido para apenas alquilar una pensión durante unas dos semanas.
Así, a inicios de junio, Ángel, Lara y su bebé se prepararon para enfrentarse al frío y ante la incertidumbre de no saber qué comer en el día a día. Una sensación que sólo el que la vive puede terminar de interpretarla. Resulta intransferible.
Fue entonces que esa familia, con dos o tres frazadas, una lona y sus barbijos puestos, se instalaron durante varias horas en la puerta de una sucursal de un banco de firma extranjera, sobre avenida Libertador y Cavia, una de las zonas de mayor poder adquisitivo del barrio porteño de Palermo. Ángel también se las había rebuscado para imprimir una página de su currículum vitae, con el que aspiraba a poder conseguir algún trabajo en el corto plazo.
El cambio en sus vidas se produjo nada menos que gracias a un posteo en las redes sociales.
Una mujer que pasó por la puerta del banco, llamada Sandra Tolosa, vio el cuadro de situación de la familia, le sacó una foto a Ángel, que posaba con lágrimas en los ojos junto a su bebé Bastián en sus brazos, y decidió contar su historia en la red de Facebook.
“Ángel y su familia están en la calle. Vi su currículum junto al bebito de 5 meses y le pregunté que hacía. Llorando me contaba que es albañil y mecánico. No consigue trabajo.
Quizás viralizando lo podamos ayudar. Me dijo que no quiere bajar los brazos por su hijo”, fueron las palabras escritas por la mujer, que adjuntó la foto de Ángel junto a su bebé y de la página del currículum vitae.
En ese documento, el padre de la familia narraba que había trabajado durante cinco años (entre 2012 y 2017) como gomero para dos empresas reconocidas y que durante la pandemia por coronavirus, entre marzo de 2020 y enero de 2021, se había desempeñado como albañil en una compañía instalada en la provincia de Buenos Aires.
El poder de internet provocó que en cuestión de horas, la cadena de ayuda a la familia de Ángel empezara a aceitarse y la ayuda comenzara a llegar de manera abrupta.
El posteo de Tolosa tenía apenas 10 compartidos cuando lo vio Agustina Lemucchi, una reclutadora IT de 25 años, quien también cumplió un rol fundamental en el desenlace feliz de la historia.
Lemucchi compartió la historia en su red de Linkedin y en cuestión de horas, las ofertas de ayuda aparecieron en su casilla de mensajes.
“A los 15 minutos de mi posteo, me escribió un hombre que estaba dispuesto a ir a buscarlo y darle dinero. Viajó 40 minutos en moto y cuando llegó, me puso en contacto con Ángel”, le explicó Lemucchi, en diálogo con Infobae.
“Le dije que tenga esperanza, que a más tardar el día de mañana le íbamos a conseguir trabajo. Pero los méritos no son solo míos, al contrario, creo que solo fui un puente para que el objetivo se cumpla”, agregó.
Entre las ayudas que le llegaron a Ángel en el transcurso de esa mañana se destacaron el dinero para hacer una compra considerable de alimentos en un supermercado y hasta un teléfono celular en el que pueda recibir las ofertas de trabajo.
Días después, Lemucchi logró contactar a Ángel y su familia con la Fundación Multipolar, la principal organización de Argentina que trabaja en el país para que personas en situación de calle o residentes en paradores puedan reinsertarse al mercado laboral y conseguir algún tipo de ingresos constantes.
En simultáneo, la historia de Ángel y su familia también se viralizó en otras redes sociales y eso disparó a otro tipo de ayudas que la familia necesitaba. El caso llegó a las manos de la concejala de La Plata y presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, quien se sintió conmovida por la historia y escribió en Twitter: “Qué bueno tener contacto con él. Ahí nos comunicaremos”.
La dirigente dialogó de inmediato con la familia y la ayudó a resolver otro tipo de trámites claves para la estabilidad familiar, como los asuntos vinculados al registro de personas. Al momento de que la historia saliera a la luz, Bastián, el hijo de 5 meses de la familia Ustares, todavía no estaba inscripto en el registro civil.
Fue así, que gracias al trabajo del equipo de la concejala de La Plata, se logró tramitar la inscripción y el DNI del bebé, que nació el 31 de diciembre del año pasado en Pablo Nogues.
Este procedimiento le permitió a la familia poder ser asistida por el Estado nacional con la Asignación Universal por Hijo y con la tarjeta AlimentAR, tal como ya sucedía con la hija mayor de la pareja, Catalina.
Hoy, unas tres semanas después de que la historia saliera a la luz, Ángel recibió más de 5 ofertas de trabajo y se encuentra tramitando los últimos controles y pruebas para empezar a trabajar como mecánico en una reconocida marca francesa de automóviles.
Además, consiguió el dinero suficiente para al menos poder asegurarse un mes más en la pensión de Malvinas Argentinas donde reside junto a su familia. La idea es permanecer allí al menos hasta que cobre su primer sueldo.
“Es importante remarcar el contagio social que se generó a partir de esto. La gente conmocionada que empezó a querer ayudar. El objetivo de Ángel está cumplido, le ofrecieron trabajo, techo y comida. Pero hay mucha gente viviendo en la calle o en situaciones vulnerables que necesita ayuda, y hay que aprovechar ese contagio, no brindarle toda la ayuda a la misma persona, sino distribuirla, en cada barrio, ciudad o país hay alguien que esté necesitando una mano”, explicó Lemucchi a Infobae.
Por su lado, Ángel amaneció este domingo en una situación totalmente diferente a la que atravesaba cuando esa mujer solidaria se lo cruzó en la puerta de una sucursal bancaria de Palermo.
Pese a la viralización de su caso y a su foto, que recorrió portales y perfiles de las redes, el mecánico eligió mantener el perfil bajo y prefirió no hablar con Infobae para contar su historia.
Esta mañana, el mecánico de 34 años recibió un beso de sus hijos, prendió su celular nuevo y pudo leer el mensaje que su pareja Lara le dedicó en Facebook en conmemoración al Día del Padre.
“Bueno amor, qué decirte… Feliz día, espero que la pases super lindo en tu día. Sabés que Bastián y yo te amamos y te deseamos lo mejor en tu dia, amor. Te amamos demasiado, ¡Sos el mejor Papá del mundo. Te amo, Ángel!”.
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