El “efecto Lázaro” del tratamiento que ya se aplica a más de 5 mil pacientes de coronavirus en los EEUU

Melissa Cruz, una técnica de la sala de emergencias en el Valley Medical Center en Renton que se recuperó de COVID-19 que contrajo de una paciente, dona plasma convaleciente en el Centro Central de Donantes de Seattle de Bloodworks Northwest durante el brote en Seattle, Washington (Reuters)

 

En un panel de médicos y científicos de una de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos -y que desde un comienzo se colocó a la vanguardia de la lucha contra el coronavirus Sars-CoV-2- se debatió sobre los alcances de uno de los tratamientos que mayor esperanza lleva al mundo científico: la transfusión de plasma convaleciente.

Por infobae.com

Dirigido por los médicos Michael Melia y Natasha Chida de la Johns Hopkins University, del encuentro virtual participaron Arturo Casadevall, Damani Piggott y Shmuel Shoham, todos del mismo centro de estudios norteamericano. Nacido en Cuba en 1957 y radicado desde hace décadas en los Estados Unidos donde se formó profesionalmente, Casadevall es uno de los pioneros a la hora de introducir este tipo de terapia centenaria para combatir la enfermedad COVID-19.

El renombrado médico -microbiólogo e inmunólogo- dedica sus horas a tratar de encontrar el camino más eficiente para crear las defensas propicias en las personas infectadas e inhibir el accionar devastador del coronavirus nacido en Wuhan, China, hacia fines de 2019. En el panel que tuvo lugar de forma digital este martes y al que accedió Infobae, Casadevall expuso los puntos centrales de estos ensayos que se están desarrollando en los Estados Unidos sobre un total de más de 5.400 pacientes.

Estados Unidos no es el único país donde se está probando este tipo de tratamiento. Italia, el Reino Unido, Francia, España, Argentina y Panamá, son algunas de las naciones que se destinaron parte de sus esfuerzos a este tipo de transfusión. Durante su ponencia, Casadevall hizo un recorrido sobre las diferentes oportunidades en que el plasma convaleciente se utilizó a lo largo de la historia. Sobre todo en los últimos 100 años.

Al detenerse en la actualidad, reveló que en Italia -uno de los países más golpeados por la pandemia- este tipo de tratamiento está arrojando resultados auspiciosos en pacientes que han contraído COVID-19. “Uno de los temas que emergen son los continuos reportes de ‘respuesta tipo Lázaro’, de personas que mejoran en 24 horas”, indicó el científico de Johns Hopkins University.

“Para mí, como científico, hay que tener controles”, señaló Casadevall, haciendo referencia de esa manera a que los casos presentados por sus colegas italianos son “anecdóticos”. Es decir, no conforman un universo de referencia por el momento. Sin embargo, convencido de la eficiencia de esta terapia con el plasma de la sangre de personas que han superado la enfermedad y desarrollado anticuerpos contra ella, recurrió una vez más a la historia para arrojar claridad sobre el tema: “La penicilina y otros antibióticos nunca fueron a ensayos controlados y nadie sospecharía que no son efectivos”.

El experto, que lidera un laboratorio cuyo programa de investigación multidisciplinario abarca varias áreas de inmunología básica y microbiología, agregó además que cree que la razón por la cual el plasma convaleciente tiene éxito es que “no presenta toxicidad” en los pacientes, uno de los puntos más preocupantes de esta etapa experimental. Según dijo, “eso generaría la pronta recuperación”.

Casadevall resaltó a sus colegas y al público la inmediata reacción que tuvo la Administración Federal de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para la aprobar la realización de los ensayos clínicos en pacientes norteamericanos. “Quiero apuntar lo rapido que todo esto sucedió”, remarcó. La primera aprobación para comenzar con los experimentos sobre enfermos fue dada el 24 de marzo; diez días después las pruebas se estaban realizando en el Hospital Johns Hopkins y en otros tantos puntos en los Estados Unidos.

“Quiero decir que hasta ayer 5.400 pacientes fueron tratados en los Estados Unidos. Puedo decirles que fue seguro y no hubo problemas detectables”, subrayó el científico de origen cubano, en referencia a posibles reacciones inflamatorias por los anticuerpos. “La información clínica en este número grande de casos sugiere que estamos tratando con los riesgos usuales del plasma en pacientes intubados”, añadió.

Sobre los protocolos que están compartiendo con todo el mundo, y sobre todo con aquellos países que pusieron en marcha el tratamiento, Casadevall dijo que “Hopkins se está centrando en la profilaxis, en los tratamientos tempranos, en los estudios tempranos”. Y aclaró: “El mayor problema sigue siendo logístico. El plasma es una commodity escasa. Algunos lugares tienen y otros no (la manera de sustraerlo de la sangre)”.

Qué es el plasma

Durante la ponencia, los expertos explicaron al público en qué consistía este tipo de tratamiento y, más específicamente, qué es el “plasma convaleciente”. Se trata de un “líquido en la sangre que contiene las células sanguíneas. Se obtiene separando las células del líquido. Se diferencia de los ‘sueros’ en que contiene factores de coagulación. Puede obtenerse de donantes por plasmaféresis y Se obtiene por prácticas estándar de transfusión”, indicaron.

El plasma contiene los anticuerpos o inmunoglobulina que permitieron a un paciente neutralizar algún tipo de virus o coronavirus, en este caso el Sars-CoV-2 que provoca la enfermedad COVID-19. Ese plasma será transfundido al enfermo que necesite esas células que su cuerpo no produce en forma eficiente como para combatir al agresor interno.

Durante la exposición, hecha por Webinar, se explicaron además los criterios para que una persona pueda ser donante de plasma para un paciente que haya contraído el nuevo coronavirus:. mayor de 18 años que haya dado positivo de COVID-19, sin síntomas pasados por lo menos 28 días y un determinado anticuerpo validado por un laboratorio con certificación de Enmiendas de Mejora del Laboratorio Clínico (CLIA, por sus siglas en inglés). En el caso de las mujeres, no deberán estar embarazadas o haberlo estado en las anteriores seis semanas. Y para ambos sexos, tampoco deberán haber sido donantes en los pasados 12 meses. A estas restricciones se refería Casadevall cuando hablaba de una “commodity escaso”.

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Source: La Patilla

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