Frida Kahlo era una orgullosa mujer mestiza, su padre era hungaro y alemán, y su madre mitad española, mitad tehuana. Kahlo era una mujer sumamente sensible y expresiva, tal cual se puede observar en su propia obra, en aquellos emblemáticos autorretratos y pinturas trágicas donde la mayoría de veces era la protagonista, siempre adornada por vistosos colores y formas y figuras que evocaban sus orígenes, principalmente el indígena.
Por: Cultura Colectiva
Frida Kahlo, la mexicana
A través de su atuendo, Kahlo construyó una identidad étnica y política que también plasmaba en sus pinturas y envió una declaración política de identidad cultural, nacionalismo y feminismo. Frida creció en una familia de clase media alta, sin embargo su naturaleza rebelde la hizo ir en contra de los principios que se le proponían en la educación formal, inclinándose por ideas de libre pensamiento o doctrinas socialistas. En sus años 20 Kahlo, para reafirmar sus posturas anticolonialistas comenzó a usar ropa tradicional como muestra de orgullo mexicano.
Para Frida, su atuendo era sólo otra forma de representar las creencias que defendía a través de sus afiliaciones políticas. Mezclaba sus vestidos contemporáneos con blusas huipiles de raíces mayas, donde cada patrón contaba la historia de quien las usaba, y mostraba su herencia mixta combinando aretes de plata coloniales con collares indígenas de jadeíta y ónix. A través de su flagrante muestra de mexicanidad, Frida Kahlo se ha mantenido por los años como un ícono de la moda. Tal cual se puede ver en el famoso vestido tradicional del Istmo de Tehuantepec en México y en la vestimenta tradicional tehuana que consiste en huipiles, faldas largas y sueltas, rebozos y trenzas adornadas con moños y flores.
También usó regularmente los rebozos, ya sea envolviéndolos alrededor de sus hombros o pasándolos por sus trenzas. Esto era parte de un homenaje a los pueblos originarios con sus bordados tradicionales y tintes llamativos, y a las mujeres de la Revolución Mexicana, cuando las “adelitas” usaban los rebozos para pasar de contrabando armas por los puestos de control del gobierno.
A medida que su fama crecía, su imagen llegaba a todos los rincones del mundo, desde cenas de sociedad con los Rockefeller e inauguraciones de gala en París hasta periódicos del Medio Oeste. Y cada vez que la fotografiaban o su nombre aparecía en la portada, compartía en su vestir la historia y cultura de México. Así, en 1937 llegó la cultura mexicana a la revista Vogue, con un artículo titulado “Señoras de México”, y en 1938, la diseñadora italiana Elsa Schiaparelli basó “La Robe de Madame Rivera” en el icónico vestido de Tehuana con flores rojas en la pechera.
Una alternativa al dolor
Su infancia no fue nada fácil debido a la poliomielitis que padeció a la edad de 6 años, la cual la dejó con la pierna derecha más corta, lo cual le provocaba una evidente cojera. Kahlo comenzó a experimentar con la moda en la escuela primaria después de ser intimidada por sus compañeros de clase por su forma de andar. Ella llevaba vestidos largos y calcetines en capas en su pie derecho para recuperar el equilibrio.
Después, a la edad de 18 años, Kahlo volvió a sufrir una tragedia, esta vez como un accidente de autobús que la dejó gravemente herida con más de 20 fracturas óseas, incluidas la clavícula y la columna vertebral. El accidente afectó la vida de Kahlo hasta su muerte en 1954, después de 30 operaciones y la amputación de su pierna derecha en 1953.
El estilo personal se convirtió en una alternativa creativa para Kahlo, quien comenzó a pintar durante su recuperación del accidente. Ella se proponía ocultar su discapacidad y para distraerse de sus dolencias. Las enormes capas de tela que caían hasta sus pies bailaban cuando caminaba, lo cual ocultaba su cojera. Los escotes cuadrados y los patrones intrincados de los vestidos enmarcaban su cabeza y hombros, desviando la atención de la mitad inferior de su cuerpo, además de que los amplios diseños le proporcionaban espacio adicional para yesos en el torso y tirantes para la espalda, que Kahlo uso la mayor parte de su vida.
Las habilidades artísticas de Kahlo también resultaban útiles cuando se trataba de su propia ropa. Ella misma decoró sus tirantes y yesos reforzados con metal con símbolos políticos, incluido el martillo y la hoz del Partido Comunista, y fabricó sus propias botas con cordones a mano. Uno de esos pares incluía acolchado adicional en la suela derecha. Kahlo fue igual de creativa en sus pinturas como en su guardarropa. Además, Frida tenía costureras a quienes les proporcionaba diseños que intentaban recrear la estética tehuana utilizando telas tradicionales y contemporáneas.
Las Apariencias Engañan
En 2004, más de 300 de los objetos personales de Frida Kahlo, incluida ropa, joyas y dispositivos ortopédicos, fueron descubiertos dentro de un baño en La Casa Azul en Coyoacán. Diego Rivera había guardado bajo llave los artefactos personales de Kahlo desde 1954, se encontró un autorretrato en carboncillo y crayón representaba las lesiones de la artista, con una columna griega como columna vertebral, un corsé médico alrededor de su cintura y una pierna derecha desgastada. En la parte inferior escribió “las apariencias engañan”, lo que demuestra que si bien Kahlo pudo haber usado la moda en parte para distraerse de su discapacidad, sus prendas escondían su profundo y doloroso secreto.
Quince años después, una selección de esas pertenencias se exhibió por primera vez en los Estados Unidos en el Museo de Brooklyn, esta exposición llevó por título Las Apariencias Engañan: Los Vestidos de Frida Kahlo.
Kahlo eligió la ropa como una herramienta con la que componer su identidad como algo más que la de una mujer discapacitada. Ella disfrazó conscientemente su apariencia física a través de la ropa; incorporando textiles multiculturales, diseñando algunas prendas ella misma y modificando la vestimenta tradicional tehuana para que encaje con su estética deseada.
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Source: La Patilla