Luis Alberto Buttó: Madres venezolanas

Luis Alberto Buttó @luisbutto3

En este país, en este tiempo aciago que transcurre, aunque sea necesario hacerlo, es difícil decir: ¡Feliz Día de la Madre! Cualquiera que repare en lo que ocurre día tras día a lo interno de esta pequeña y maltratada parte del mundo, no puede menos que desalentarse al pensar que la expresión, en sí misma, puede resultar en cierto modo sarcástica. Lugar común como el que más lo que a continuación se va a escribir, el asunto es que, hoy en día, ser madre en Venezuela conlleva una cuota de sufrimiento sostenido que bajo ninguna circunstancia debe ser aceptado como elemento consustancial del tránsito normal por la existencia. Una cosa son las turbulencias de la vida, de las cuales nadie puede escaparse, y otra muy distinta es que el acuerdo de perversos, arrogantes y cebados de poder, conviertan la vida de los más en una vorágine de angustia. Esto último, lamentablemente, es la cruda realidad del grueso de las madres que habitan estos parajes de futuro incierto por arrebatado.

Como desde antes lo ha sido, el día de la madre será de nuevo momento propicio para redondear una que otra de esas frases con que se rellenan las tarjetas que cada vez acompañan menos los regalos. En la era de la tecnología, el día de la madre servirá también para construir micro-narrativas a ser publicadas como estados de whatsapp, acompañamiento de selfis subidos a instagram o trinos lanzados en la galaxia del pajarito azul. Bien que así sea: no hay razón de peso para perder el encanto. Pero, también, el día de la madre debería servir, como cualquier otro día del año, para que aquellos que viven atrapados en la compulsiva e inmadura búsqueda de héroes seguidos acríticamente y/o a conveniencia, volteen a mirar con detenimiento el lado de la calle donde se concentran las madres de esta tierra. Constituiría éste un ejercicio harto revelador. Descubrirían, entonces, o comprenderían más bien, el significado real del concepto heroicidad y no continuarían haciendo de coro o claque para tantas desafinadas operetas. El punto es que madres como las venezolanas califican de sobra para darle sentido a la definición en cuestión.  

No es difícil la tarea sugerida. A las heroínas de esta historia se les ve día tras día, por ejemplo, en cuanto mercado pueda encontrarse. Están allí, imperturbables, aunque saben de antemano que el esfuerzo no alcanzará para cubrir lo indispensable. No se rinden. Con lo poco que llevan en la cartera o los bolsillos realizan maromas indescriptibles y milagros verdaderos pese a que cada vez es más exigua la compra. Resisten. No saben ni quieren comportarse de otra manera. Escuchan descreídas y hartas el eco de mentiras o promesas que buscan sacarle rédito político al hambre de su familia, pero no por ello abandonan el espacio de la esperanza. Saben que vendrán tiempos mejores. Necesitan que vengan tiempos mejores. Luchan porque vengan tiempos mejores.

No es difícil la tarea sugerida. A las heroínas de esta historia se les ve día tras día, por ejemplo, en frígidos hospitales. Para ellas no hay lapso de descanso mientras velan por esa parte de su amor que convalece. Son la mágica y consoladora compañía que trata de minimizar el dolor, la fiebre, la convulsión. Si lloran es a escondidas; asumen que les está prohibido desmoronarse. Además, se les ve revisando libros, ayudando a completar cálculos en páginas de cuadernos. Poco importa si ellas aprendieron o no lo suficiente: sus hijos sí lo harán porque así lo dispusieron desde antes de tenerlos. Ahora, adicionalmente, se les ve heridas por los efectos de la diáspora. De hecho, algunas nunca citan la palabra, pero experimentan a profundidad el desprendimiento que les deja. Sólo sueñan con ese algo que las llevaría a cambiar, sin dudarlo, la ayuda que reciben por el regreso del retoño a la cercanía. En fin, a las madres venezolanas que hoy se cubren con la manta del sacrificio se les ve en tan diversos espacios que resulta inexcusable y desconsiderado no valorar su condición de gigantes.            

¡Feliz día a las madres que hacen posible el camino hacia una nueva y mejor Venezuela! 

@luisbutto3

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Source: La Patilla

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